ADN ESPIRITUAL

En nuestra época, la ansiedad y la codicia producen una sociedad altamente infeliz y violenta que la convierte en enemiga de sí misma y de sus propios recursos naturales.

Ayudar y compartir con los demás la sabiduría y la compresión de nuestra espiritualidad es como plantar semillas de divinidad en las mentes y corazones de las personas.

Un solo individuo no puede obtener espiritualidad para sí mismo sin relación con otro.

Los actos de bondad para con el prójimo nos convierten en parte integral de la Creación misma.

Dentro del ADN espiritual de la persona existe un «gen» –o chispa espiritual– que llamamos «punto en el corazón» y que tiene las propiedades mínimas básicas del Creador: las de dar y otorgar al prójimo.

Una vez despierto en la persona, la vida nunca podrá ser la misma. El «punto en el corazón» la guiará hacia la madurez espiritual y será el comienzo de un despertar que estimulará cambios internos.

Culpas, arrepentimientos, resentimientos, quejas, tristeza, amargura, pena, ternura, lástima... son sentimientos causados por pensar en los motivos que los generaron en el pasado.

Las emociones son reacciones de nuestra mente.

El beneficio de crecer espiritualmente al amar es para aquel que ama, y no necesariamente para el que es amado.

La educación es fundamental para el desarrollo del individuo y su aporte a la sociedad. Los niños, desde que van al jardín y después al colegio, deberían comenzar a ser parte de una sociedad basada
sobre una enseñanza adecuada a su sistema espiritual para cada niño y su comunidad espiritual.

ADN ESPIRITUAL.... Método de iluminación espiritual autor Aizenmans